Operacion bikini al revés.

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Para no perder la costumbre y no defraudarme a mí misma, este año he empezado la operación bikini al revés, o sea, ganar kilos de forma saludable y no perderlos, que pierdo antes las llaves que los kilos, que ése es mi sino y con eso tengo que vivir.

¿Que mi chico me ve un poco rellenita? Le contesto que “eso es el metabolismo que me ha cambiado”. Aunque tenga 38, me sigue cambiando, una misma tiene que creérselo, ¿no? A estas alturas de la vida a quién vamos a engañar. Si a mí todos los veranos no es que me coja el toro: me coge el toro, la vaca y los sanfermines entero. Dónde se ha visto llevar un control de peso anual, pero qué estrés, si además me peso y siempre achaco el aumento a la ropa, que pesa un kilo de más, a la retención de líquidos y al desayuno de esa mañana.

Y es que todos los eneros empiezo igual, no pasar de los 50, pero no de años, sino de kilos, que esa idea romántica de comer y no engordar dura dos años en la vida de las personas; es como un caramelito que te ponen en la boca y te lo quitan, que por mucho que te pongas la foto de perfil adolescente con huesos como caderas en la puerta de la nevera no vas a dejar de comerte el cuarto y mitad de chóped que está en el cajón.

Que mira que me lo dijo mi amiga Puri, vamos a empezar a comprar vegetales, algas y productos fermentados que si no en julio vamos a dar pena. Pues hija Puri, cuánta razón, que voy a puré en las fechas que estamos todo el dia y lo único que me notan es la cara de acelga que se me ha puesto. Esto no es vida. Esto es un sinvir.

A mí la época chic vegetariana me dura lo que tarde en pasar por una pollería, o una bollería, en la que antes de pagar ya me he metido el donut en la boca, saciando el desbarajuste que tengo, que para mí esa es mi dieta, que no nos enteramos: no comer nada en todo el dia cual mártir, pero comérmelo todo en un arrebato.

Total, a modo de resumen. Que si el año pasado me quedaba el bikini clavado, este año se me clava por todos lados, menos mal que me queda el triquini, que disimula más, que ése me hace como dice mi amiga Puri, un cuerpazo, que de lejos parezco una tarta de Santiago, y estoy para comerme.