
Vale, muy bien está que, a tu pareja no tengas porque contarle todo ni decirle que tienes doble personalidad; una cuestión es ésta y otra muy distinta la de ser entre semana un hombre ejemplar bien educado y avenido, y otra diferente es sufrir una metamorfosis cuando llega el ansiado fin de semana estival y tu núcleo familiar se marcha de vacaciones y el presunto ser humano sacrificado y devoto al gin tonic se queda en la ciudad trabajando adquiriendo otro rol,