Tengo un bajonazo que no me lo creo, y es que me han puesto los cuernos,de pensamiento, palabra y obra. Y yo, que confiaba en él, ilusa de mí, así me va. La manía de los hombres de poner los cuernos ,y de las mujeres pensar que nos lo ponen, manías nuestras.
Me había ligado al guaperas, de la empresa de mi amigo. Borja se llamaba el tipo, que fue conocerlo tomarme un café y decirme el buenorro ven y lo dejé todo. Y es que me pasa siempre lo mismo, lo doy todo sin esperar nada a cambio y eso es lo que recibo, nada a cambio.
Tres meses después Borja -buenorro me pidió que le acompañara a la fiesta de verano de la empresa, y allí que me planté con él, de pareja formal, y es que cuando el colega te invita a un evento social eso significa que ya es que vas en serio,ya lo decía mi horóscopo y yo me lo creo. Un privilegio.
Así que me ví obligada a versionarme a mí misma : manicura, pedicura, pestañas postizas más peluquería, ciento cincuenta que me eché en lo alto, más una semana entera sin hidratos de carbono, eso sí que no tiene precio. Que una es mileurista pero estilosa; y todo para que el Borja de los… aparezca tarde; tarde y ciego, que el colega me viene de estar de copas todo el día y tan pancho.Y tan ancho.
Que voy recién levantada y para él lo mismo, que ya me dí cuenta que de ciego nada, que sólo tenía ojos para la becaria, sí, la buenorra, que Dios los cría y ellos se juntan, que a esa si que no le quitaba ojos, ni las manos. Y entre ellos sonrisas de que si tú quieres todo va a ir muy bien.
“Míralos… y tan frescos…, llevan así meses, quién pudiera, y eso que tiene novia, pero la becaria es mucha becaria”, me suelta el compañero del despacho de al lado, otro que iba ciego, que yo no sé que es más humillante que te digan cornuda en toda la cara o que te confundan con la conserje de toda la vida, que con tanta chapa y pintura ya se lo dije a mi estilista: que a mí este look me envejecía.
Y la tercera ciega era yo, que no me había dado cuenta de nada, que no hay más ciego que quién no quiere ver, y fue allí mismo, en ese preciso instante cuando me enteré que el B.B. me la pegaba con la becaria; Y me quedé perpleja, presa del efecto cuernos sandovaleros, sintiendo la proyección ósea y puntiaguda que me salía del hueso frontal…
Si es que para el amor, yo ,soy muy torpe, y no diferencio a los novios que después son unos falsos que a un tío falso que se las da de novio.
Que no hay derecho, que yo entiendo que le entre el calentón… ¿pero allí mismo y delante de todo el mundo?… eso es muy fuerte, que las cosas se hacen bien o no se hacen, que yo mis impulsos inapropiados me los controlo muy bien; bueno,casi bien, que fue entrarme la mala leche y entrar a saco… que a cuernos no hay quien me gane. ¿Será por hombres? Y así empecé mi venganza; y los amigos de Borja me acosaban y se me tiraban encima, tetosterona por un tubo, y las novias me hacían el vacío. Ya ves planazo.
Si es que me lo advirtieron mis amigas y mi intuición femenina, pero una que se deja llevar y después vienen los palos. Si es que ya él me lo había dicho. Le pregunté una vez ¿tú eres fiel?… Y me respondió: “fiel a mis sentimientos”. Y ya vés, me lo tuve que tragar…. por preguntar.